4.29.2008

Lo cotidiano

En tus ojos, dos faros relampagueantes,
El óxido de un viento inalcanzable,
La estrella lejana de letras perdidas,
El cabello cayendo entre ramas altas zurcidas,
El tiempo lanzado desde el segundo,
El libro esperando la página que viene,
El labio superior entrando ávidamente entre otros labios,
Los ambages que escribo y trazo con el único fin de evitarte a toda costa
En mi pensamiento y en mis inercias
En mi delirio y en plena coherencia,
Te eludo cual bala que pierde destino
Me escapo de tus tambores y de tus oídos
No, ningún ideal se posará entre tus sienes
A menos que te olvides del instante.

Los caminos se construyen al pasar por ellos,
No hay ley que valga ni siquiera la del clérigo,
Me basta con mirarte atravesándome una espada,
Y allí suenan las sirenas entre el murmullo ensartadas,
Lo posible se reduce, uce, uce, uce.
Las luces se apagan, dependen de la ilusión.

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